Por Rosa Ortuño Melero, Ingeniera informática, CEO y Fundadora de OptimumTIC.
El aumento de los ciberataques en los últimos años ha puesto de manifiesto la creciente vulnerabilidad de los sistemas informáticos de las empresas. Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), en 2023 se gestionó un incremento del 24% en incidentes de ciberseguridad respecto al año anterior. Durante este periodo, se registraron más de 83.000 incidentes, de los cuales más de 22.000 afectaron a empresas, especialmente vulnerables frente a ciberataques como el ransomware, el phishing y los ataques de movimiento lateral como las amenazas más comunes.
En un ataque de movimiento lateral, los atacantes, tras acceder a una parte de la red, intentan moverse de manera discreta por otros segmentos de la infraestructura, buscando alcanzar datos más sensibles o desestabilizar la operatividad de la empresa antes de ser detectados, pudiendo ser centenares, e incluso miles las máquinas bajo amenaza.
Frente a este tipo de amenazas, la microsegmentación ha surgido como una estrategia clave. Consiste en dividir la red de una empresa en segmentos pequeños y aislados, lo que limita el alcance de un ataque en caso de que una de las áreas sea comprometida. En lugar de permitir que un atacante se mueva libremente dentro de la red, crea barreras internas que complican enormemente los movimientos laterales. Esto significa que incluso si un ciberdelincuente logra entrar, su capacidad para causar daño queda restringida a un área muy limitada, lo que facilita la detección y neutralización del ataque.
Hasta ahora, las empresas han recurrido a diversos métodos para implementar la microsegmentación en sus redes. Una de las aproximaciones más comunes ha sido el uso de firewalls internos y redes de área local virtuales (VLAN). Con estas tecnologías, las organizaciones pueden segmentar su red, aislando diferentes departamentos, aplicaciones o servicios. Este tipo de segmentación tradicional ha sido efectiva para mejorar la seguridad en muchos casos, pero también tiene ciertas limitaciones.
Por un lado, la configuración de firewalls y VLANs requiere tiempo y experiencia, lo que puede resultar costoso, especialmente para las empresas con menos recursos. A medida que la red crece en tamaño y complejidad, gestionar la segmentación se convierte en un reto mayor, ya que cada nuevo segmento añade más reglas de seguridad que deben ser mantenidas y actualizadas regularmente. Esto no solo implica un gasto considerable en recursos humanos, sino que también aumenta la probabilidad de que se produzcan errores de configuración que puedan dejar puertas abiertas para los atacantes.
Además, los enfoques tradicionales de microsegmentación no siempre están optimizados para detectar comportamientos anómalos dentro de la red. Si bien son efectivos para crear fronteras lógicas dentro de la infraestructura, no siempre ofrecen la capacidad de analizar en tiempo real lo que está ocurriendo dentro de esos segmentos. Esto es especialmente preocupante en un entorno de amenazas en constante cambio, donde los atacantes utilizan tácticas cada vez más sofisticadas para evadir las medidas de seguridad.
Nuevas formas de microsegmentar red e identidad
En los últimos años, están surgiendo nuevas soluciones que han mejorado la manera en que se lleva a cabo la microsegmentación de red y de identidad, aprovechando avances en automatización y análisis en tiempo real. Estas soluciones permiten una segmentación más dinámica y adaptativa, que no requiere de una intervención constante por parte de los equipos de TI. En lugar de depender de configuraciones manuales, estos sistemas pueden aprender el comportamiento normal del tráfico en la red y ajustar automáticamente las reglas de acceso en función de patrones detectados.
En cuanto a la segmentación de red, divide la red en pequeños segmentos aislados para evitar que las amenazas se propaguen. A través del control de acceso basado en MFA (autenticación multifactor), se restringe el uso de puertos privilegiados y la gestión remota, alcanzando un nivel de seguridad excepcional en tiempo récord sin afectar la operatividad.
Otra de las principales innovaciones en es la segmentación basada en la identidad, que limita el acceso a los recursos estrictamente necesarios para cada usuario, identifica y analiza el uso de cuentas humanas y de servicio, generando políticas de login más eficientes y seguras. De este modo, incluso si un atacante logra comprometer las credenciales de un usuario, el daño potencial queda limitado a lo que ese usuario tiene autorizado dentro de la red. Esto resulta especialmente útil en grandes organizaciones donde los usuarios pueden tener diferentes niveles de acceso dependiendo de su rol o departamento. La segmentación basada en la identidad
Otro avance importante es la integración de medidas de seguridad adicionales como la autenticación multifactor (MFA). Al exigir que los usuarios verifiquen su identidad no solo con una contraseña, sino con otros factores, como un código temporal generado por una aplicación o una verificación biométrica, se añade una capa extra de protección. Incluso si un atacante logra robar una contraseña, la MFA actúa como una barrera adicional que dificulta considerablemente el acceso no autorizado.
Ventajas para las empresas
Las ventajas para las empresas son numerosas. En primer lugar, ofrece una protección más robusta contra ataques que buscan explotar movimientos laterales, ya que cada segmento está aislado del resto de la red. Esto limita el alcance de cualquier intrusión y facilita la respuesta ante incidentes. En lugar de tener que analizar la actividad de toda la red para detectar un ataque, los equipos de seguridad pueden concentrarse en áreas más pequeñas, lo que permite una identificación y contención más rápida de las amenazas.
Otra ventaja clave es el cumplimiento normativo. En muchos sectores, las normativas de ciberseguridad exigen que las empresas implementen controles estrictos sobre el acceso a los datos y la infraestructura crítica. La microsegmentación facilita el cumplimiento de estos requisitos, ya que permite restringir el acceso a los datos sensibles únicamente a los usuarios que realmente lo necesitan. Además, las soluciones más avanzadas pueden generar informes automáticos sobre el tráfico y el acceso dentro de la red, lo que simplifica las auditorías y la documentación del cumplimiento.
Asimismo, la microsegmentación moderna es altamente escalable y adaptable. Esto significa que, a medida que las empresas crecen o adoptan nuevas tecnologías como la computación en la nube, pueden adaptar fácilmente sus medidas de seguridad para proteger sus activos. En lugar de tener que reconstruir toda la arquitectura de la red, las soluciones actuales permiten integrar nuevas aplicaciones y dispositivos sin comprometer la seguridad. Se mejora la eficiencia operativa al reducir el riesgo de que una brecha de seguridad interrumpa las operaciones. Al limitar el impacto de cualquier intrusión, las empresas pueden continuar funcionando con normalidad mientras se abordan las amenazas. Esto es crucial en un entorno empresarial donde cualquier tiempo de inactividad puede traducirse en pérdidas económicas significativas.
En resumen, la microsegmentación se ha consolidado como una de las estrategias más efectivas para fortalecer la ciberseguridad empresarial. Aunque ha habido desafíos en su implementación tradicional, las nuevas tecnologías han hecho que sea más accesible, eficiente y robusta que nunca. Para las empresas que buscan proteger sus activos más valiosos en un entorno digital cada vez más peligroso, es una inversión esencial en su seguridad futura.
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