Según un nuevo estudio de Kaspersky, la mayoría de los padres están preocupados por el comportamiento digital de sus hijos y quieren controlarlo y vigilarlo. Casi la mitad de los encuestados (48%) utiliza aplicaciones de control parental, y el 45% comprueba regularmente el historial de Internet de los niños. Además, el 51% de los padres afirma que sus hijos utilizan los dispositivos digitales bajo su propia supervisión (42%) o la de un familiar (9%).
Los niños de hoy en día están mucho más avanzados tecnológicamente que las generaciones anteriores. Una de las principales razones es que tienen acceso a dispositivos y adquieren experiencia práctica a una edad mucho más temprana, como confirma una reciente encuesta de Kaspersky. Sin embargo, es posible que los menores no conozcan todas las normas necesarias para un uso seguro de Internet, ya que sus padres les van enseñando poco a poco de forma gradual. Al regalar un gadget a sus hijos, los padres quieren asegurarse de que estarán seguros en Internet, de manera que la mayoría se esfuerza en supervisar su actividad online para garantizar su seguridad.
La mayoría de los padres quiere controlar los vídeos que ven los niños (60%), los sitios que visitan (56%) y los videojuegos que usan (52%). Además, el 49% de los encuestados muestra interés en limitar el tiempo que sus hijos pasan a diario conectados y usando sus dispositivos.
Para supervisar la actividad online de los niños, más de la mitad habla de hábitos digitales saludables (55%), utiliza aplicaciones de control parental (48%) y otro 45% comprueba su historial de navegación. Sin embargo, casi una cuarta parte de los encuestados (23%) confía en sus hijos y no los controla de ninguna manera.
Según los resultados de la encuesta, los padres y la familia son los principales responsables de regular el comportamiento de los niños en el espacio digital (87%). Sin embargo, más de una cuarta parte (28%) cree que los profesores y las escuelas deben hacerlo, y el 27% considera que los niños han de ser responsables por sí mismos.
En esta línea, el 90% de los padres ha hablado de normas de comportamiento online y de la etiqueta digital con sus hijos. Solo una décima parte de los encuestados (10%) no aborda este tema con sus hijos.
«Debido a que los niños actuales utilizan teléfonos inteligentes y otros gadgets ya desde su primera infancia, perciben el espacio digital como algo natural y familiar, similar a dar un paseo. Y de la misma manera que desde la infancia se enseña a los niños a no comunicarse con extraños o a no ir a lugares desconocidos, el espacio digital también tiene sus propias reglas de comportamiento seguro. Los padres pueden hacer que el mundo digital de sus hijos sea más seguro protegiéndoles de los contenidos inapropiados y ayudándoles a estar seguros en un entorno digital utilizando diversas herramientas y métodos. Por ejemplo, pueden fomentar ciertos hábitos digitales en la familia o utilizar aplicaciones de control parental que les ayuden a filtrar las categorías de contenidos deseables e indeseables, así como a comprobar la actividad online de los niños», comenta Vanessa González, directora de Comunicación de Kaspersky Iberia.
«Como terapeutas, estamos convencidos de que la confianza siempre es mejor que el control. Sin embargo, cuando se trata del consumo de contenidos, los padres desconfían de lo que pueden encontrar en Internet, no de sus propios hijos. Por eso el control normativo es una buena idea, porque responde al deseo de los padres de proteger a sus hijos. Sin embargo, existe un dilema en torno a cuánto control es necesario”, comentan los terapeutas Birgitt Hölzel y Stefan Ruzas, del bufete muniqués Liebling + Schatz.
“Los niños siempre buscan espacios para disfrutar de experiencias libres del control paterno; esta independencia es importante y debe permitirse, en función de la edad del niño. Al mismo tiempo, es importante que los padres negocien las normas con sus hijos, aunque estas conversaciones resulten difíciles. Los niños respetan las normas y los límites si pueden entender tanto estos como las consecuencias que conllevan. Por eso recomendamos a los padres que utilicen aplicaciones de protección infantil o que hagan transparente la activación de los ajustes de seguridad y los expliquen: esa es la clave del éxito en la educación”, aseguran Hölzen y Ruzas.
“La edad para el primer teléfono inteligente está actualmente entre los nueve o diez años. Es una puerta de entrada a un mundo global educativo y entretenido, pero que también está lleno de contenidos problemáticos. Podemos plantearlo como hacemos con el tráfico: es estupendo salir a la calle, pero es importante que los padres acompañen a sus hijos paso a paso estando presentes el mayor tiempo posible. Para conducir, tenemos normas y señales de tráfico; también las necesitamos en Internet», comentan los terapeutas.
Kaspersky también ofrece una serie de consejos que pueden ayudar a los padres a garantizar la seguridad de sus hijos en Internet:
- Los niños pueden no tener conocimientos sobre ciberhigiene y seguridad online en el uso de gadgets. Los padres pueden ayudar hablando sobre los posibles escenarios con sus hijos y dando ejemplo.
- Instalar una aplicación de control parental es una buena idea; no obstante, es importante hablar de ello con los menores y explicarles las razones para que lo entiendan.
- Si el menor es muy activo en las redes sociales y comparte muchos contenidos, es importante hablarle del problema de exponerse demasiado y de la importancia de la privacidad de sus datos. El propio ejemplo como usuario de redes sociales también es clave. Algunas recomendaciones en este sentido son comprobar siempre las geoetiquetas de las fotos, asegurarse de que no aparece información confidencial en las mismas ni en las descripciones y revisar los comentarios. Predicar con el ejemplo mostrará a los menores cómo compartir información de forma segura, manteniendo su privacidad.
Como respuesta a la necesidad de concienciar a los menores de los riesgos que pueden encontrar en Internet, Kaspersky ha puesto en marcha la iniciativa Familia Segura, que ofrece tanto a las familias como al profesorado toda información y las herramientas que necesitan para proteger a los más pequeños.
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